sábado, 13 de marzo de 2010

Ser docente en la Argentina del bicentenario

El siguiente informe tiene como meta responder, desde la investigación en la Web, sobre la realidad de la educación en la Argentina actual y cómo nos encuentra el bicentenario a los docentes chaqueños.
Comienzo con estas palabras un camino, una propuesta, una salida tal vez; ante la incertidumbre de educar a la sociedad argentina actual.
Estamos vacíos de modelos o hastiados de tanto copiar y fracasar estrepitosamente aplicando moldes europeos hechos “a lo criollo”. Así vamos transitando este camino de maestros argentinos.
Etcheverry (1) nos dice acerca del bicentenario de la revolución de mayo de 1810”Hace cien años atrás nos visitaban ilustres extranjeros y elogiaban a las escuelas argentinas: locales irreprochables y niños de una limpieza absoluta”. Afirma que esa observación traducía el interés de nuestros gobernantes por la educación. En aquel entonces se destinaba el 31% del presupuesto nacional a educar a una población cuyo índice de analfabetismo era del 35%, comparándolo con el 48% que ostentaba Italia y cuyo presupuesto era del 9%.
Hoy nos encontramos ante una realidad más cercana a la Italia del 1900 y me pregunto ¿Qué pasó en este largo recorrido en la educación argentina?
¿Solo los docentes somos los responsables de tanta diferencia? ¿Qué papel jugó la política y sobre todo la sociedad argentina?
Por otra parte “las ventajas competitivas de un país, dicen, se cifran prioritariamente en la calidad educativa de su población. Por lo tanto cuanto más se eleve la calidad educativa más se incrementaran las posibilidades de desarrollo de su pueblo” (2). Exige esta calidad contar con recursos humanos calificados; ahora bien hagamos un alto en el camino y respondamos sinceramente ¿Estoy realmente calificado/a para enseñar a la generación digital si nosotros mismos fuimos educados con libros, tiza y pizarrón?¿Y los docentes-expertos educadores- estamos comprometidos con la profesión que desarrollamos o solo la vemos como una fuente segura de ingresos condenando a los alumnos a caprichosos y antojadizos reclamos por un sueldo digno… ¿para quién?
La educación actual nos permite ver que los adolescentes a duras penas logran esquivar el octavo año de la EGB y continúan esperanzados hacia el polimodal pero al final del camino fracasan en los ingresos a la universidad y se vuelcan con mayor frecuencia a carreras terciarias con rápida salida laboral. Sin embargo el Polimodal fue creado para salvar esa brecha entre la vieja secundaria y la universidad. Y aquellos que quedaron en el camino solo buscan trabajos alternativos que le brinde un salario mínimo para subsistir. Quedan los otros que ni siquiera terminaron la escuela y resignados reclaman, exigen un plan del gobierno que les permita ilusionarse con dejar de ser más pobres pues adquieren espejitos de colores que en pocos años los sumirán en una pobreza aún mayor.
¿Qué ofrecemos a los jóvenes de hoy sumidos en la inmediatez de creer que con un clic acceden a un mundo virtual que los aleja de la dolorosa realidad en la que viven? ¿Cómo podemos recuperar la dignidad que significa trabajar para progresar dignamente? ¿Qué podemos hacer desde la escuela para recuperar a aquellos valores que nos hacen más humanos y evitan convertirnos en animales violentos e irracionales?
La educación navega en el mar de la incertidumbre, como afirma Jorge Noro (3):”Uno de los mayores problemas de la escuela es que no puede responder a estos interrogantes. ¿Qué sabe la escuela del ciber, del celular, de las nuevas relaciones familiares? ¿En qué cimienta los conocimientos que adquirió si esos conocimientos que la fundaron ya no le sirven de referencia? ¿El docente perdió el rumbo o solo recuperó su dignidad reclamando lo justo?” Es cierto que la escuela fue y sigue siendo el lugar privilegiado donde el saber y el conocimiento se impartían a todos por igual. Es cierto también que es el último bastión de sensatez ante un caótico mundo globalizado.
Los docentes hemos sabido cambiar, adaptarnos vertiginosamente a la nueva escuela, evolucionamos, nos adecuamos. Somos el nuevo referente para el niño, par la familia y para la sociedad. No busquemos un modelo afuera, nosotros somos ese modelo, así tal cual nos vemos; con nuestras certezas y errores debemos enseñarles a nuestros niños las herramientas que posibilitaron el cambio de nuestras actitudes: Simplemente la voluntad de aprender, siempre aprender sobre la marcha. Ese es el mejor modelo de enseñanza. Seamos quienes guíen, quienes muestren las herramientas, que busquen, que se equivoquen, que cuestionen, que aprendan.
Para finalizar son interesantes las palabras del político de turno (4)”Los

grandes y sustantivos cambios siempre generan resistencia”, en un acto de

ostentación de poder que muchas veces indigna. Por otro lado los gremios protestan
a favor y en contra pero no tienen una idea clara sobre qué, porqué y para qué
protestan. Vemos así que quienes nos guían y quienes deben defendernos no tienen
una idea clara de lo que se habla.
La educación es un tema complejo, dicen, o demasiado sencillo, digo yo.
Porque si debemos dar el ejemplo lo único que deberíamos hacer es empezar de
una vez por todas a tomarnos cada uno, un poquito mas en serio. Como dice
Alejandro Lerner” Para cambiar al mundo empiezo por mi”.

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